Córdoba Coaching

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martes, 9 de febrero de 2016

LA ECOLOGÍA EMOCIONAL

La Ecología Emocional es “el arte de la sostenibilidad emocional” y a este arte dedicamos el tema del Foro del pasado día 4 de febrero.

Los creadores de este modelo, Mercè Conangla y Jaume Soler, definen la Ecología Emocional como el “arte de gestionar, de manera sostenible, nuestro mundo emocional de forma que nuestra energía afectiva nos sirva para mejorar como personas, para aumentar la calidad de nuestras relaciones y para mejorar el mundo en que vivimos.”

El concepto clave es la sostenibilidad emocional: formamos parte de un ecosistema humano, en el que todo lo que hacemos y lo que no hacemos tiene impacto en el clima emocional global, tanto para equilibrar como para desequilibrar. En ese sentido, para alcanzar la sostenibilidad emocional hay que trabajar las tres R:
·                   Reducir los contaminantes emocionales (los “tóxicos” que emanamos)
·                   Reciclar recursos y emociones (potenciar nuestras capacidades y habilidades)
·                   Recuperar la armonía (alcanzar el equilibrio)

Puesto que formamos parte de un ecosistema global, debemos tener en cuenta tres leyes fundamentales de ecología emocional:
1.       Ley de la diversidad y riqueza de afectos. Todas las emociones y afectos son necesarias, incluso las desagradables: nos dan información valiosa para nuestro propio conocimiento.  Debemos darnos permiso para sentir.
2.       Ley de interdependencia afectiva. Por una parte nadie es emocionalmente autosuficiente, y por otra, existe el “contagio emocional”: todas las emociones tienen impacto en las personas que nos rodean, también las “basuras emocionales”. Y de las relaciones que establecemos con otras personas, depende en gran medida nuestra estabilidad emocional.
3.       Ley de la gestión ecológica de los recursos afectivos. En nuestro mundo afectivo, hay recursos que facilitan nuestra vida, nuestra adaptación, nuestras relaciones y el logro de nuestros objetivos vitales. Pero, como recursos que son, tienen límites que dependerán de cómo los gestionemos. Algunos de ellos (la alegría, la automotivación…) derivan en “energías renovables”; otros (el miedo, la tristeza, ira…) pueden llevar a energía que se pierda o que se utiliza para destruir, por lo que debemos derivarlos en  “energías reciclables”.

El modelo de Ecología Emocional propone por tanto un abordaje de las emociones desde los principios de la Ecología, con la intención de crear una conciencia responsable hacia uno mismo y hacia lo que nos rodea ya que somos parte de un ecosistema superior del que no podemos desconectarnos, por lo que debemos gestionar nuestras emociones y canalizar su energía para construir un entorno sostenible y en armonía.