Córdoba Coaching

Córdoba Coaching

domingo, 2 de marzo de 2014

EMOCIÓN, LA ENVIDIA



Hoy,  me gustaría utilizar este post, para  hablaros de la envidia.  Esa emoción, que socialmente está tan mal vista y es de las más descalificadas. Por ello siempre tendemos a ocultarla.
Empezaría definiendo, ¿qué es la envidia?
Una de las definiciones habituales podría ser la siguiente:
La envidia puede ser,  esa  reacción de dolor y enojo, que intenta destruir lo que el otro tiene, cuando percibimos que ese otro, ha alcanzado algo que deseamos y no hemos logrado.
Hoy, quiero  dar una nueva visión de la misma. Una nueva visión de su naturaleza y razón de ser.
Siempre parto de la base de que toda emoción es una señal que nos indica que algo está ocurriendo.
Cuando se envidia algo,  podríamos hacernos  la siguiente reflexión:
Cuando envidiamos algo, por ejemplo, algún logro que alguien ha conseguido, ¿qué es lo que queremos realmente? Que esa persona pierda todos esos logros conseguidos o conseguir nosotros dichos logros sin desear que la otra persona los pierda.  Creo, y espero no equivocarme, que la mayoría de las personas  elegiríamos  la segunda opción, lo cual significa que la prioridad de quien envidia es, en realidad, lograr realizar lo que desea y no puede. Así, el elemento destructor del logro del otro no es un fin en sí mismo.
Si llegáramos a ser capaces  de reconocer y alegrarnos del logro ajeno y a la vez sentir tristeza por no haberlo conseguido. Cuanto más legítima y clara, esté mi doble reacción, más libre me sentiré para poder compartir lo que siento y no tendré que ocultar mi emoción. ¿Qué tengo que hacer para conseguir ese logro que deseo?, ¿cuáles son mis recursos y cómo tengo que trabajarlos?
Ese, podría ser el significado de la envidia. Esa señal que nos pone en contacto con un deseo no satisfecho.
Cuando tomemos consciencia de esta emoción, nos podremos preguntar con naturalidad: ¿Qué deseo no satisfecho he podido descubrir a partir de la envidia?
¿Qué diferencias hay  entre admirar y envidiar?
Admirar, es reconocer y valorar los recursos de los demás, que eventualmente yo no tengo. El admirado funciona como un estímulo, un modelo a seguir.
La  envidia destructiva,  me remite a lo que no tengo o no soy, sin camino de crecimiento o transformación.
El pasar de la envidia a la admiración es descubrir nuestros deseos no logrados y los recursos que tenemos para conseguirlo.
Creo que con esta nueva visión de la envidia, podríamos entender mejor lo que es la envidia sana, que seguro que todos habéis oído hablar de ella.
Me ha encantado haber compartido con vosotros este post sobre la envidia y me gustaría lanzaros la siguiente pregunta:
¿Creéis que hay personas que tratan de hacer sentir  envidia?
Reflexionad sobre ello, y no dejéis de compartirlo, me encantaría leerlo.
Un abrazo y un hasta pronto.

Berta Campo.


0 comentarios:

Publicar un comentario