En nuestro día a día nos surgen
situaciones en los que nos dejamos llevar por las circunstancias, a pesar de
que nos supone un gran malestar y , sin embargo, las seguimos con una pasiva
resignación . Cuántas veces nos ha pasado en el trabajo que se nos asignaban
tareas y más tareas, provocando incluso situaciones de ineficacia, y éramos incapaces
de decir ¡basta!. O aquel otro caso, en el que alguien nos pide un favor, que
realmente nos perjudica en algún sentido y, sin más, hemos accedido a ello. Y
como éstos, hay un sinfín de ejemplos que se nos pueden presentar. Si vamos
acumulando situaciones de este tipo sin poner remedio, nos provocará frustración, resentimiento, desmotivación,
etc, con peligrosas consecuencias para nuestra propia vida.
Aquí una solución sería saber poner límites. Cogiendo del
refranero popular podría ser útil el que dice: "Niño que no llora, teta que no mama" queriendo decir con ello,
que nadie va a hablar por nosotros para evitar esta situación, sólo depende de
nosotros mismos el que podamos conseguir las cosas.
Evidentemente para poner ese
límite, primero tendremos que analizar la situación incómoda en la que nos
encontramos y cuál es nuestra parte de responsabilidad o papel que estamos
adoptando en esta circunstancia. Si nos paramos a pensar, muchas veces la causa
radica exclusivamente en nosotros, por
ser poco asertivos (poca capacidad para saber decir las cosas, para defender
nuestras opiniones respetando a los demás), por miedo a perder el cariño del
otro (aquí puede darse una baja autoestima) o, incluso, por creernos que
podemos con todo (la arrogancia¡ qué gran enemiga!). En el caso anterior
referente al trabajo, podríamos preguntarnos, entre otras: ¿realmente mi jefe
sabe hasta qué punto estoy agobiad@ y qué consecuencias negativas me está
provocando? ¿qué me impide comunicárselo?¿con qué cuento para mejorar esta
situación? ¿me merece la pena lo que consigo a costa de lo que estoy
sacrificando?...... en el caso de hacer un favor: ¿sabe realmente esa persona
lo que me puede perjudicar el hacerlo? ¿es más importante quedar bien ante ella
o respetarme como persona?, etc…..
Podemos encontrarnos en nuestro
camino a personas adictas a la manipulación y al chantaje emocional y otras
que, simplemente, no tienen una varita mágica para adivinar cómo nos encontramos,
por lo que, es fundamental que nosotros seamos conscientes de hasta dónde nos
conviene llegar.Si no ponemos nosotros los límites ¿quién lo va a hacer en
nuestro lugar?
Mª José Chacón Aguilar
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