El día de ayer me hizo recordar la importancia que tienen en mi vida,
aunque, a veces, no he sabido valorarlos. Estoy aquí gracias a Ellos y, por mucho
que me empeñe, jamás podré corresponderles con algo tan grande, tan
extraordinario, por tanto, ¿quién soy yo entonces para exigirles algo más?
Con el tiempo he comprendido que realmente soy su reflejo, tengo 50% de
Uno y 50% de Otro, y ser consciente de ello, y tenerlo muy presente en mi día a
día, es lo que hace que los coloque en el lugar que les corresponden,
encontrando así mi equilibrio.
Y por si no fuera suficiente, tengo la suerte de poder decir que en esa vida que
me han dado, han añadido una base que me ha forjado como la persona que soy hoy
en día. Mis valores, mi coherencia, mi resiliencia, mi fuerza… son fruto de
todo aquello que, con mejor o peor habilidad y, lo que es más importante, con sus mejores intenciones, han querido inculcarme y que me han ayudado a
conseguir mis logros y a sentirme satisfecha.
A mi padre, a mi madre, mi más profundo agradecimiento.
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