El
pasado miércoles mantuve una sesión de Coaching con una persona a la que
conozco desde hace muchos años, casi no distingo en qué momento empezamos a
formar parte el uno de la vida del otro. La sesión me fascino por varios
motivos, quizás el principal, por todo lo que aprendí de mi misma y de cómo
nuestro enemigo interior sabotea constantemente proyectos e ilusiones que nos
esforzamos en crear, en desarrollar, en pelear y que pueden ir al traste con un
solo pensamiento: “no soy capaz” o “eso no es para mi” o “ya habrá otra
oportunidad”, o “en otra ocasión será”… en definitiva, cualquier excusa que se
nos pueda ocurrir, para evitar enfrentarnos a la cruda realidad.
Estoy
hablando de la PROCRASTINACIÓN. Este
concepto de nombre impronunciable aparece en personas cuyo enemigo interior
principal es la perfección y está
relacionado con posponer tareas ("No puedo empezar el trabajo hasta que
sepa la manera 'correcta' de hacerlo"), y el autodesprecio (“No sé por
qué, pero no soy capaz”). Existen diferentes motivos que apoyan esta actitud,
en última instancia, el miedo al fracaso.
La Procrastinación produce inmovilidad, ésta produce depresión y en casos
graves la depresión puede llevar a la muerte. Sin ánimo de ser alarmista, sí
quiero darle la dimensión que corresponde a este bloqueador que tantos
proyectos ha dejado en el camino.
Para
algunas personas, la perfección no está mal vista, quizás en sentido positivo,
la identifico más con el concepto de EXCELENCIA.
La Excelencia puede proporcionar la energía motriz que conduce a grandes
logros, la atención meticulosa a los detalles necesaria para la investigación
científica, el compromiso que empuja a los compositores a continuar trabajando
hasta que la música refleja los sonidos gloriosos que suenan en la imaginación,
y la persistencia que mantiene a los grandes artistas ante sus caballetes hasta
que su creación encaja con su concepción. En todos estos casos estamos hablando
de un proceso, un camino que recorrer que no estará exento de dificultades,
donde la perseverancia y la confianza en nosotros mismos será nuestro mayor
éxito, donde los errores se presentan como oportunidades de mejora, nunca como
fracasos.
En
ambientes laborales, la perfección, supone baja productividad, dado que se
pierde tiempo y energía en detalles irrelevantes de las tareas o actividades
diarias, esas que sí sabemos hacer a la perfección. También se caracteriza por
la existencia del pensamiento polarizado (todo o nada). En las relaciones
personales, produce expectativas
irreales que pueden inducir a gran insatisfacción. Para intentar alcanzar sus
objetivos, a menudo los perfeccionistas sacrifican actividades sociales y
familiares.
Si
eres perfeccionista, cúbrete de humildad, baja los pies a la tierra y persigue
metas realistas, alcanzables, que estén dentro de tus posibilidades, dentro de
tus límites y no te olvides de plantarle cara al miedo al fracaso, ese es tu
peor enemigo.
Como curiosidad os dejo unos datos sobre el cerebro: sabías que el
celebro deja de desarrollarse aproximadamente a los 40 años? Si estás a tiempo,
no dejes de ejercitarlo. Además, al despertar genera la electricidad necesaria
para encender una bombilla pequeña y si te hacen jefe, cuidado¡¡, los
científicos han comprobado que si se le da poder a una persona, el funcionamiento
del cerebro cambia y disminuye la empatía.
Elvira Pérez Rueda
Descubriendo lo Profundo de las Personas
Interesante artículo, quizás Elvira se tendría que trabajar desde la escuela la formas de afrontar la vida, tanto personal como laboral. Como casi todo con el entrenamiento se mejora.
ResponderEliminarTienes toda la razón, es una de mis pretensiones: el mundo educativo. Tu lo sabes bien, trabajas con chavales y con el conocimiento desde hace años. Gracias por tu aportación y disculpa el retraso, a veces la tecnología nos lo pone difícil.
EliminarQué ignorancia más grande cuando pensamos que ser muy perfeccionista es algo positivo, y después de leer artículos como este te das cuenta de como puede llegar a paralizar y condicionar nuestro desarrollo. Muy buena reflexión.
ResponderEliminarGracias Susana, es un placer poder contribuir con estos granitos de arena. Disculpa el retraso en la respuesta, a veces la tecnología nos lo pone difícil. Un abrazo.
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